sábado, 11 de abril de 2009

Pascua y mesniversario

Hola de nuevo! Desde Valencia los saludo luego de un mes de nuevas experiencias. Las cosas aquí no han cambiado mucho durante las semanas que pasaron sin escribir y por el momento reina la tranquilidad en este sitio que ya empiezo a asimilar como un hogar. Me he tomado la libertad de hacer con mi tiempo lo que se me de la gana y estuve recuperando energías que el agobio académico y laboral habían consumido. Sin horarios, ni profesores, ni jefes, logré alivianar el bagaje de mi conciencia y mis preocupaciones lentamente van adquiriendo un matiz diferente.

Con Fede la convivencia anda muy bien. Nos la hemos rebuscado para pasarla bien en nuestro tiempo libre y también adoptamos una actitud diligente y eficaz para mantener la casa limpia y en orden.


El domingo pasado fuimos a una plaza impresionante de Valencia que tiene una extensión de varios kilómetros y está ubicada en el medio de la ciudad. Lo particular de este lugar es que tiene la forma una fosa gigante (originalmente albergó el cauce de un río) y se encuentra repleta de árboles, pasto, fuentes, lagos y gente. Con Fede nos acomodamos en una parcela bien tupida de pasto, ubicada a la orilla de un laguito atravesado por grandes arcos de piedra que sostienen el puente que cruza toda la plaza. Allí guitarreamos durante un buen rato hasta que hubo algo que nos llamó poderosamente la atención: Una afluencia importante de gente con copas de vino en la mano volvía de una zona inexplorada por nosotros hasta ese momento. El índice fue suficiente para que sepamos que a pesar de todo, estábamos en el lugar equivocado. Enfundamos la guitarra y caminamos a contracorriente de los transeúntes de nariz colorada, ojos vidriosos y carcajada fácil, hasta llegar a una especie de feria repleta de tiendas blancas que ofrecían degustaciones de vino. Sacamos el bono y tuvimos 10 copitas de buen vino, que luego de aplicar algunos recursos argumentativos se transformaron en varias más. A la nochecita tocó una banda y nos quedamos ahí hasta que el fresco aplacó los efectos aclimatantes del alcohol y no hubo más remedio que emprender la caminata hasta el auto.


Ayer fuimos al chalet de Maxi, el hermano de Fede, y nos agasajaron con un soberbio salmón ahumado al que se sumaron unas partidas de truco y unos vinitos muy ricos. Quedamos tan saciados de placer que a las 7 de la tarde ya no podía más y me vine a clavar una siesta a casa que me dejó demasiado tranquilo como para pensar en salir. Así que hoy me levanté fresquito y saqué mi pasaje para ir a visitar a mi primo Mariano, que vive en Portugal. La sorpresa es que hago escala en Madrid y allí me encuentro con mí querida hermanita melliza que aprovechó el envión para venir a conocer un poco del viejo continente. La familia unida en Lisboa!


Hoy seguramente vayamos a dar unas vueltas por aquí para festejar las pascuas.


Felicidades!


PD: Me lo crucé a Romeo el otro dia en la escalera del nuestro edificio y tuvimos una breve y respetuosa charla que no pudimos profundizar debido a responsabilidades socio-técnicas que ameritaban al ilustre personaje. Los mantengo al tanto de eso...